Hacia las diez de la mañana, después de un buen desayuno en la playa de Calella, salimos hacia Begur. Las marcas nos conducen rápidamente a través del Camí de Ronda hasta Llafranc. Cruzado el pueblo, el camino asciende por carretera hacia el faro de Sant Sebastià, desde donde tenemos unas vistas espectaculares de la zona.
Calella de Palafrugell
Camí de Ronda hacia Llafranc
Un pequeño descanso y continuamos por una senda muy visible, que discurre al borde de grandes acantilados hacia el mar. Pasamos por varios miradores, desde donde merece la pena pararse a contemplar el paisaje que se nos ofrece. El camino se va adentrando en pequeños bosques, en los que se agradece la sombra, aunque no corre mucho viento y la temperatura es bastante alta.
Tras un buen rato caminando, alcanzamos el pueblo de Tamariu; en algún cruce hemos perdido las señales del GR y llegamos hasta él a través de la carretera, con lo que los pies sufren aún un poquito más. En Tamariu, hacemos un largo descanso porque el sol verdaderamente aprieta y hace mucho calor. Iker propone descansar en la playa, con un baño y buscar algo de sombra; sin embargo, todavía tenemos que llegar a Begur y caminar al mediodía puede ser todavía más agotador.
Nos ponemos en marcha y las marcas nos conducen por una pista forestal que se va internando en un pequeño bosque y enseguida aparecemos en la urbanización de Aiguablava. Begur ya queda algo más cerca de lo que pensabamos, aunque en esta zona volvemos a perder las marcas (con la solana, andamos bastante despistados...) y damos alguna vuelta de más para encontrar el camino, que asciende entre árboles con buena sombra, y un último trozo por carretera hasta nuestro destino.
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