Por el GR-92 (II): De Calella de Palafrugell a Begur

Hacia las diez de la mañana, después de un buen desayuno en la playa de Calella, salimos hacia Begur. Las marcas nos conducen rápidamente a través del Camí de Ronda hasta Llafranc. Cruzado el pueblo, el camino asciende por carretera hacia el faro de Sant Sebastià, desde donde tenemos unas vistas espectaculares de la zona.


Calella de Palafrugell

Camí de Ronda hacia Llafranc



Un pequeño descanso y continuamos por una senda muy visible, que discurre al borde de grandes acantilados hacia el mar. Pasamos por varios miradores, desde donde merece la pena pararse a contemplar el paisaje que se nos ofrece. El camino se va adentrando en pequeños bosques, en los que se agradece la sombra, aunque no corre mucho viento y la temperatura es bastante alta.


Tras un buen rato caminando, alcanzamos el pueblo de Tamariu; en algún cruce hemos perdido las señales del GR y llegamos hasta él a través de la carretera, con lo que los pies sufren aún un poquito más. En Tamariu, hacemos un largo descanso porque el sol verdaderamente aprieta y hace mucho calor. Iker propone descansar en la playa, con un baño y buscar algo de sombra; sin embargo, todavía tenemos que llegar a Begur y caminar al mediodía puede ser todavía más agotador.


Nos ponemos en marcha y las marcas nos conducen por una pista forestal que se va internando en un pequeño bosque y enseguida aparecemos en la urbanización de Aiguablava. Begur ya queda algo más cerca de lo que pensabamos, aunque en esta zona volvemos a perder las marcas (con la solana, andamos bastante despistados...) y damos alguna vuelta de más para encontrar el camino, que asciende entre árboles con buena sombra, y un último trozo por carretera hasta nuestro destino.





Por el GR-92 (I): De Palamós a Calella de Palafrugell

El GR-92 es también conocido como el sendero del Mediterráneo; se inicia en Portbou (Girona) y sigue toda la costa hasta el estrecho de Gibraltar. En el verano del 2008, Iker y yo decidimos acercarnos a la Costa Brava y recorrer en un fin de semana parte de esta gran ruta.

En junio el calor aprieta en Barcelona y no conociamos la zona, así que decidimos partir una etapa en dos, para tener más tiempo de disfrutar de sus increíbles paisajes. Elegimos la etapa Begur - Palamós (23 Km) y la hicimos de sur a norte:
  • Sábado: Palamós - Calella de Palafrugell
  • Domingo Calella de Palafrugell - Begur
Con una pequeña mochila y la tienda de campaña llegamos a Palamós al mediodia. Damos una vuelta por el pueblo, la zona de la playa y la parte antigua y enseguida buscamos algún sitio para comer. Lo que en principio iba a ser "comemos algo y ponemos rumbo a Calella" se convierte en una buena y larga comilona. Hacia las cuatro de la tarde, mochila a la espalda y empezamos a caminar. En menos de media hora llegamos a la playa de la Fosca; estamos todavía perezosos, así que no podemos resistirnos a un baño y una pequeña siesta entre la multitud.


Playa de la Fosca

Castell de Sant Esteve, desde la playa de la Fosca

La verdad es que se está de lujo en la playa, pero si queremos llegar a Calella, nos tenemos que empezar a espabilar; a eso de las siete de la tarde, volvemos a calzarnos las botas y echamos a andar. Al poco de cruzar la playa, el camino sube por una ladera hacia los restos del Castell de Sant Esteve, para internarse en un pequeño bosque de encinas, cuya sombra es de agradecer. Durante un buen rato, se sigue al borde de la costa por el Camí de Ronday cruzamos la cala s'Alguer donde podemos ver las antiguas casas de pescadores.

Cala s'Alguer


A la altura de la cala Castell, giramos a la derecha por un pequeño sendero que se aleja de la costa y caminos al costado de la riera d'Aubi. Siguiendo las marcas del GR, enseguida nos internamos en un bosque, que nos alivia con su sombra y nos vuelve a acercar a la costa. Impresionados por las calas que se forman a nuestros pies, continuamos nuestra marcha sin fijarnos en la señales del GR y caminamos al borde de pequeños acantilados. Así llegamos a cala Estreta, donde el sol que empieza a ponerse nos deja unos paisajes espectaculares.


Cala Corbs


Cala Estreta

Sin pensarlo más, seguimos por las calas, y atravesamos unas tres o cuatro calas, cuando nos damos cuenta que no podemos avanzar más. Calella queda enfrente nuestro, pero los acantilados son ya más abruptos y no hay camino posible. Tratamos de adentrarnos un poco, pero las vallas de las propiedades privadas que hay por la zona, nos impiden el paso constantemente.



Son las nueve y media de la noche, no tenemos ni agua ni comida, así que decidimos emprender rápidamente la marcha y volver sobre nuestros pasos buscar un camino que nos lleve a Calella. Al alcanzar de nuevo cala Estreta, vemos un camino que sube y se adentra en el bosque, así que lo cogemos, retomamos las señales del GR, lo que nos indica que vamos en la dirección correcta y a buen ritmo, alcanzamos el pueblo, cuando se encienden las primeras farolas y el sol ya se ha puesto completamente.