Datos
numéricos del GPS:
Distancia: 16 Km
Desnivel acumulado: +838 m / -1.455 m
Tiempo marcha: 4 horas y media
Tiempo total: 6 horas
Tercer
día por el Tour del Mont Blanc. La habitación en Les Mottets, un barracón con
colchones de 70 cm uno seguido del otro, amenazaba con hacernos pasar una noche
difícil por ronquidos, calor, etc… Sin embargo, todos dormimos sin problema, a
gusto y nos levantamos descansados. Unos franceses que no parecen darse cuenta
de que las 25 personas restantes en la habitación todavía duermen, montan un
festival de bolsas de plástico, cremalleras y demás sobre las seis de la
mañana. Así que hoy nos levantamos algo antes que de costumbre, aunque
igualmente tendremos que esperar a las 7 para desayunar.
Luces y sombras
Toda
la noche ha soplado el viento con fuerza y al amanecer sigue sin haber
amainado. Promete seguir dando fuerte hoy. Y está bastante fresca la mañana así que decido hacer
un rápido cambio de ropa y me hecho encima la camiseta térmica, el polar,
guantes y cortavientos.
Preparados
para el frio que amenaza hoy y mentalizados para cambiar el “bonjour” por un “buongiorno”,
salimos sobre las ocho hacia el Col de la Seigne (2.516 m, frontera entre
Francia e Italia), por las zetas que quedan por detrás del refugio (1.864 m).
Empezamos la subida
Aiguille des Glaciers
El refugio ya va quedando abajo
En el
primer tramo se gana altura rápidamente siguiendo el zigzag. Desde aquí
observamos como el refugio va quedando cada vez más abajo y mirando hacia atrás, tendremos una
buena perspectiva del Col de Fours y su fuerte bajada.
Pasadas
las zetas, el camino se vuelve mucho más tendido y sube hacia el collado a media
ladera. Hay que cruzar algún pequeño torrente. El viento cada vez se siente más
fuerte y frío y no me sobra ni un gramo de la ropa que llevo puesta. Me paro a
esperar a Yaiza y me quedo congelada. Pienso en Rafa y Dani que caminan por
delante; hace un buen rato que los he perdido de vista. Me imagino que en el
collado debe hacer un frio tremendo, así que confío en que no nos esperen y
sigan hasta el refugio Elisabetta o alguna zona resguardada.
Hacia el Col des Fours
Vista atrás
Los
últimos metros hasta el collado se hacen con el Col de la Seigne totalmente de
frente por una herbosa y ancha ladera. Por la izquierda nos vigila la Aiguille
des Glaciers y de repente, como un regalo, se va apareciendo el protagonista de
toda esta historia: una elegante mole blanca cortando el intenso azul del
cielo. Es el Mont Blanc; no hay duda! Cuando lo veo, tengo que pararme, más que
a coger aire, a deshacer el nudo de la garganta y dejar escapar dos pequeñas
lágrimas. Todavía no habíamos podido verlo y esta forma de hacer acto de
presencia, me parece espectacular.
Y
mientras estoy ahí parada embobada, haciendo fotos al jefe, miro para el
collado y veo dos siluetas, quietas, encogidas por el frio. Son Dani y Rafa.
Intento correr para decirles que se vayan que hace mucho frio y cuando les
alcanzo (Dani lleva casi una hora luchando contra el fuerte viento en el
collado), me dicen que ante semejante espectáculo había que esperar para hacer
una foto de grupo. Bonito detalle!!
Aiguille des Glaciers
Últimos metros hacia el Col de la Seigne
El regalo del día
Col de la Seigne, vistas hacia Italia: el Mont Blanc domina!
La
anécdota del día: en esta última rampa al collado siento a alguien que viene
corriendo por detrás. Me giro y me pasa corriendo un japonés con sus setenta
años encima, con unos pantalones cortos tipo calzoncillo, camiseta de tirantes,
una mochila mínima, gorro de explorador, algo que parecen calcetines. Sin
perder la sonrisa me lanza un “Bonjour” perfecto y sigue hacia arriba. En el
collado, a pesar del frio que hacia, estuvo unos diez minutos haciéndose fotos
con el Mont Blanc. Este tipo nos dio para unas cuantas risas. Gontzal, que se
lo cruzo más adelante, le vio comiendo
un bocadillo “absurdamente grande” y descubrió que los calcetines eran algún tipo
de calzado de ceremonial (y si, eran como unos calcetines con algo de suela…
pero vamos, que las piedras del camino…)
Col de la Seigne, hacia la derecha Francia, hacia la izquierda Italia
Nos reagrupamos
Total,
volvemos a la etapa. Dos horas me ha llevado subir el Col de la Seigne a ritmo bastante
tranquilo. En el collado, nos reagrupamos, nos hacemos la foto con el Mont
Blanc y enseguida empezamos a bajar por la Val Veny, que ofrece unas vistas
increíbles del macizo. El primer tramo la pendiente es bastante pronunciada.
Enseguida alcanzamos La Casermetta (2.365 m) donde aprovechamos para
resguardarnos del fuerte viento y entretenernos un rato con la maqueta del
macizo. Como Rafa empieza a sentir
molestias en la rodilla, decidimos separarnos y bajamos Dani y yo por delante,
y Rafa y Yaiza más despacio cuidando sus
rodillas. Quedamos en encontrarnos en el refugio Elisabetta (2.195 m), donde
aprovecharemos para hacer un descanso un poco más largo.
De bajada por la Val Veny
(Imagen prestada por Rafa, llegando a La Casermetta)
Otra
fuerte pendiente desde La Casermetta y enseguida alcanzamos el llano conocido
como Plan Veny. Aquí ya podemos empezar a quitarnos abrigo: apenas sopla el
viento y el sol está pegando con fuerza.
Apenas hora y cuarto después de comenzar la bajada desde el collado alcanzamos
el refugio Elisabetta.
Hacemos
algo más de una hora de descanso, sentados en la terraza del refugio frente al
glaciar Lex Blanche. Es un autentico mirador de toda la Val Veny y de la escarpada
vertiente italiana del macizo del Mont Blanc. Algunas nubes empiezan a cubrir
los picos más altos.
Vistas desde el refugio
(Imagen prestada por Rafa; el glaciar Lex Blanche)
Todavía
nos queda caminar algo más de una hora hasta la Visaille, donde tenemos
previsto coger el autobús hasta Courmayeur. La intención es comer allí y después
la fuerte subida de un par de horas a Bertone. Además, estamos convencidos de
que necesitaremos francos suizos para los autobuses en Suiza (resulta que al
menos este año, ya aceptaban euros) y Courmayeur es nuestra ultima opción para
conseguirlos.
Como
tenemos varias cosas que hacer y no queremos que se nos haga tarde para la
subida a Bertone, decidimos volver a separarnos: Dani y yo, bajaremos rápido hasta
el autobús para poder hacer el cambio de moneda en Courmayeur, comprar comida y
esperarles a Rafa y Yaiza con todo listo, para comer y subir.
Nos
despedimos y aceleramos el paso. Los carteles nos indican alrededor de hora y
media hasta la Visaille y nosotros “disponemos” de una hora. Se baja del
refugio y hasta el Lac Combal llaneamos. Aquí encontramos la bifurcación para
subir al Plan Checrouit y a la Maison Vielle. Nosotros seguimos directos para
Courmayeur, así que nos toca bajar por la carretera que en un par de fuertes
curvas te deja en La Visaille (1.656m). Este último trozo nos destroza las
piernas. Veníamos caminando bastante fuerte y de repente este trozo de asfalto
y ya apurados por el tiempo, se nos hace duro.
De bajada a la Visaille, arriba queda Elisabetta
(Imagen prestada por Rafa)
(Imagen prestada por Rafa; el camino hacia el Lac Combal; al fondo la morrena del glaciar de Miage)
Llegamos
por fin a La Visaille, miramos el reloj y miramos a dos franceses que sentados
en una terraza, también nos miran. Sin mediar palabra la comunicación es clara:
hemos perdido el autobús. Nos acercamos a ellos, balbuceamos algo y nos dicen
que se nos ha escapado por dos minutos, pero que si vamos a Courmayeur, ellos
nos llevan. Les agradecemos varias veces el favor que nos hacen y bajamos con
ellos.
Para
cuando llegamos a Courmayeur (1.224m) son algo más de las dos, conseguir francos suizos es
imposible (no les quedan…) y al igual que en Chamonix, hasta respirar es caro.
Al menos, Courmayeur es bonito!
Rafa y
Yaiza llegan pasadas las tres de la tarde y Yaiza viene con la rodilla bastante
tocada. No se siente con fuerzas de subir a Bertone. Así que optamos por
cambiar el plan, no subir a Bertone y buscar una pensión en Courmayeur.
Ponemos
así fin a la etapa de hoy y pasamos la tarde dando paseos cuando las tormentas
nos lo permiten. Nos alojamos en la pensión Venezia que no es para echar
cohetes, pero por 50€ tenemos habitación doble con desayuno, que con los
precios que rondan la zona, no está nada mal.
A
destacar de la etapa: el regalazo del Col de la Seigne y la impresionante
vertiente italiana del macizo del Mont Blanc.
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